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Descripción
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Descripción
No podemos juzgar a esta mujer infiel por querer irse a los brazos del hombre que vive en la casa de al lado, porque su marido hace meses que no le folla el coño. El pollón de su vecino es enorme y ya lo había visto mientras le espiaba desde su casa, así que ahora no puede resistir la oportunidad de metérselo en la boca, chuparlo y cuando ya lo ha puesto totalmente duro subirse encima de él. La guarra se sorprende porque es tan grande que ni siquiera le entra totalmente, pero lo disfruta como una gran cerda dispuesta a todo.