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Descripción
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Descripción
Cuando vamos a un salón de belleza para que nos hagan una depilación de polla lo que esperamos es que nos quiten todos los pelos y nos dejen el rabo al aire. Pero en el salón al que ha asistido este tío, que está regentado por chinas, parece que algunas de las profesionales tienen la costumbre de encariñarse con sus clientes y darles un final feliz que no es necesario pagar. No pasa siempre, solo cuando ven la polla dura y si les gusta. La chica es muy fina, porque acaba la depilación, le da un par de meneadas al rabo y consigue casi al instante que este dispare todo el semen acumulado.